Luego del impacto mediático inicial, es indiscutible que la novela Gisela-Roberto colmó la paciencia de los televidentes. De todos, menos de los de “El gran show”, parece. De otra manera no se puede explicar cómo es que entre las cinco parejas finalistas del mentado programa tengamos a un personaje que luego de diez semanas no pueda coordinar dos pasos de baile seguidos y que ha sobrepasado todo límite al cerrar con broche de oro su última coreografía sentado plácidamente en su silla. ¿Y el respeto al público?
Que la mecánica del programa es injusta y premia al más popular en vez de al mejor bailarín se sabe hace cinco años, cuando Televisa creó el formato en México. No es novedad y suena a piconería que acusen a la producción de un fraude que no se puede demostrar. Pero alguien que semana a semana exhibe nulos progresos y que más bien parece haber involucionado en cuanto al entusiasmo y motivación no merece seguirnos castigando. Quizá algo se pueda hacer para que quien acumula tantas sentencias se haga merecedor a una cordial invitación a abandonar el programa.
Es evidente que el circo se salió de control y del interés que generaba el reencuentro de la Señito con el protagonista de su primer fracaso matrimonial ya no queda nada. Ni el jurado, ni los críticos, nadie con dos dedos de frente puede consentir que el talento y las ganas no valgan nada. ¿Basta con pararse en la pista y prestarse a la payasada de revivir un romance que años atrás sólo propició escándalos?
De Gisela no sorprende porque se sabe que para ella el rating es prioridad. Pero, ¿qué pasa con Roberto? Si el compromiso con su soñadora hace que se exponga a todos los ridículos posibles francamente estamos ante un héroe en todo el sentido de la palabra. Interpretando su lenguaje corporal, es evidente que el último sábado nada le generaba más entusiasmo que irse a su casa. Por favor, Roberto. En nombre de todos los televidentes y de quienes te idolatraban en tu época de capitán de la ”U”, ¡Basta!
Lo más irónico es que anuncian para este sábado a un reemplazante de sus mismas cualidades en la pista. El “Puma” Carranza y Renato Rossini ya están haciendo cola.